Ante la magnitud de las distancias que tienen que recorrer muchos de los colonos, principalmente de regreso, la seguridad e integridad física de hombres y mujeres no deja de ser un factor de riesgo
Por Eduardo García Bañuelos
La ‘parada’, para tomar el camión o la combi, se queda relativamente aislada con relación al vacío -y al fragor no pocas veces de lo oscuro, acaso algunos hálitos que escapan de una que otra ventana adyacente- en el que a su vez se queda la calle después de las 23:00 horas, o no pocas ocasiones desde mucho antes, pese a la marcada necesidad aún de varios ciudadanos (mayores, jóvenes, mujeres y niños), de transportarse de ahí, hasta sus viviendas, en colonias aledañas o más lejos, y de la zona del Centro de la Capital; de tal suerte que una tenue iluminación -para el caso de las ‘paradas’ de las diversas rutas en otros puntos de la ciudad- proveniente de la lámpara de la esquina, hace sincronía de pronto, cual escenario teatral que resalta en claroscuros el mobiliario coyuntural, la preocupación, -ya más que la prisa- por un viaje seguro, su derecho a llegar con bien a su destino, de los que esperan con ansia el anhelado servicio, pero que ya no alcanzan, porque «los tiempos» del transporte ya no permiten «horas extras».
Tal circunstancia, motivó que me abordara un grupo de personas, como las que ahí en la parada del transporte confluimos cotidianamente los que transitamos todos los días a pie y somos por necesidad, usuarios del servicio de transporte público de Tepic, para exponer abiertamente su inquietud: que los choferes ya no laboran hasta las 11 de la noche, cómo se había acordado recientemente entre permisionarios y autoridades estatales, en este caso de la Secretaría de Movilidad que jefatura Sistiel Buhaya Lora y, que estos, en los hechos, dejan pues de dar su servicio hasta las 9 de la noche y algunos otros hasta más temprano.
«Y es que lo malo de todo esto – dijo doña María, habitante de la colonia gobernadores- es que no tenemos dinero para pagar taxis […] Otra cosa sería, si nos alcanzara lo que ganamos, y a la hora que ocupáramos nos fuéramos a la casa, ‘pos’ más seguros».
Para llegar a sus hogares (a nuestras moradas, me incluyo) señalaron que es preciso librar una batalla día a día, «casi casi elaborar una bitácora» de horarios durante el día y más en la noche, de la circulación de las unidades de transporte, «y calcularle con precisión -agregó Juan José, usuario también de la colonia gobernadores-, para que no se nos pase camión o la combi, porque no son regulares en sus tiempos, especialmente después de las ocho de la noche, y no sé si eso es lo que está permitido».
Ante la magnitud de las distancias que tienen que recorrer muchos de los colonos, principalmente de regreso, la seguridad e integridad física de hombres y mujeres no deja de ser un factor de riesgo, de ahí la necesidad de instrumentar no solo un plan operativo que refuerce el cumplimiento de horarios y rutas, sino que haga garante mediante alguna política de vigilancia justo en las unidades, el viaje seguro.
En el caso de los hombres -señalaron los quejosos de forma categórica- ya ha habido ocasiones en que la misma policía los detiene; y, haciendo ademanes y emulando tales acciones con énfasis, luego de que un joven se colocara con las manos arriba y otro hiciera el papel del representante de la autoridad, apuntaron: «Para darle una revisión, y muchas veces nomás terminan quitándoles los teléfonos y el poco dinero que les queda, o asimismo los declaran sospechosos y de oponerse a dicho acto, o en caso de no ceder, tratan de sembrarles droga» .
Y en el caso de las mujeres, el riesgo radica, según coincidieron, en que estas pueden ser asaltadas, golpeadas, violadas y hasta asesinadas, ya que van solas en la noche, y todo por culpa de los trabajadores del volante que no cumplen con el horario de este servicio, señalando que no es negocio trabajar después de las 9 de la noche, porque no hay pasaje a esas horas.
Otro de los factores de gran impacto en los usuarios del transporte, y que llamó la atención de manera significativa, es lo que sucede al interior de las familias, como evidente efecto colateral: llegan a sus hogares, y los padres les dicen a sus hijo (as), que por qué llegan tan tarde: «Te has de ver ido con tus amigotes a la cantina, a hacer ‘despapaye’ «, y en el caso los casados, las esposas le dice a su marido: «Te has de ver ido con la otra, con su amante o de mujeriego».
En fin, son muchos los problemas que se causan por la irresponsabilidad, «u holgazanería -soltó a rajatabla doña María, citada al principio- de los transportistas», en un marco de urgente regulación de todo el servicio, porque el hacerlo constituirá indiscutiblemente una excelente vía de prevención de todo posible mal que pudiera tristemente en el corto plazo generar daños irreversibles a la sociedad.
Es por ello que pidieron, a una voz, los usuarios entrevistados, que la Secretaría de Movilidad, ponga cartas en el asunto y haga que los permisionarios y choferes, cumplan con los acuerdos suscritos. «¡Ah y aparte, son las mismas chatarras de siempre! – añadieron entre risas y alguna que otra cara adusta-, no hay nuevas unidades como también se habían comprometido los permisionarios para poder subir el precio del pasaje». ¿Será posible pronto, ver una solución? Estaremos atentos.
