Hurgando en la historia.
Por Mario Anguiano
Tepic.- Cuentan los que la vivieron, el escenario para esta final de liga de la primera fuerza –la máxima categoría- fue en estadio (DEP) “Nicolás Álvarez Ortega”, dos equipos con bastante fútbol estaban ahí para dejar claro quién sería el campeón.
Con un historial así de largo Ejido y Puga eran de protagonistas, el albirojo nutrido de logros al mando de don Florencio Hernández, época de oro para el equipo ejidatario, con jugadores en plenitud de facultades y enamorados todos de este deporte.
Mire usted, Arturo “cero” Mondragón, Martín Barberena, Juan Moreno “el quebrado”, Tlozsin “toto” Hernández, Luciano “chano” Maldonado, Julio “el conchas” Olivo, Geño Orozco, Arturo “chore” Moreno, Efraín “pallín” González, Carlos “cacho” González, José Luís Ceballos “pepino”.
Ese día memorable “el viejo” mandó 3 delanteros, por el centro a Olivo y a los flancos a “toto” y a Geño, le dio resultado, los pases a Julio fueron aprovechados y “el conchas” metió los dos.
Pero una final hasta la fecha sigue siendo tal, con circunstancias especiales que son adrenalina pura, y más en aquellos tiempos en que este deporte de gozaba de manera diferente, apasionada, llena de emoción.
El arbitraje con hombres de mucho respeto, reconocidos, el central nada menos que el licenciado Roberto González “mini”, con las banderas Félix Real y de momento no recordamos al otro, pero esto estos merecen mención por lo que llegó en el partido.
Se jugaban los últimos minutos, el marcador estaba 2-1, se vino la jugada por el lado izquierdo, defensas y delanteros a lo suyo, el de Puga logró el contacto y la bola se metió pegadita al poste ¡pero por fuera!, llegaron los reclamos, el árbitro, sereno, fue a consultar con su abanderado Real Esqueda, simplemente marcaron lo que vieron y el partido se fue a penales.
Los tiradores estaban cumpliendo, pero “pepino” Ceballos les detuvo uno, la responsabilidad le quedó a Maldonado, don Florencio se puso de frente a la tribuna con una plegaria, no volteó al campo hasta que escuchó la algarabía, Chano, con serenidad había metido el quinto gol que le daba a Ejido la gloria de ser campeón.
No fue la única en la era de don Florencio, pero esta merece ser recordada por el significado en la vida de estos futbolistas, sea pues.